
«El incomprensible mundo»
Esperando que todos sus deseos y aspiraciones puedan concretarse en este 2019, agradeciéndoles a todos por la aceptación a está columna.
A escasos días para que se oficialicen los nombres de los nuevos integrantes del Salón de La Fama del béisbol de grandes ligas, los nombres de Mariano Rivera, Edgar Martínez, Roy Halladay junto a Mike Mussina presentan las proyecciones necesarias entre los votos que se han publicado para alcanzar el 75% de votos necesarios para ser elevado a la inmortalidad.
Surge de nuevo la polémica y el estupor por no haber alcanzado la unanimidad, ninguno de los elevados a la máxima instancia existente para glorificar una carrera en el mundo del béisbol.
Críticas a quienes no votaron por alguno de los electos no han faltado ni faltarán, surgiendo la interrogante de quienes no votamos y de aquellos peloteros sobre los criterios para que alguien que nunca se puso un uniforme, por ende practicara el béisbol a su máximo nivel pueda juzgar la carrera de alguien que si lo hizo y dejó plasmado en el terreno con su actuación un icono de superioridad, ratificado en el dominio del juego en su posición, y además representado abiertamente con los números alcanzados en los cuales supera abiertamente a la mayoría de sus colegas, solo equiparables con quienes ya han sido electos.
Criterios tan subjetivos como el que nunca en la historia nadie ha sido electo unánimemente, son algunos de los argumentos de quienes no votaron por los ahora inmortales o próximos a ser electos defienden para justificar su decisión.
Tendrán o no la razón vaya usted a saber porque debemos de partir del criterio del respeto sobre las opiniones de los demás, y de que no siempre las mayorías tienen la razón, criterio aplicable más a la política que al deporte pero válido a la hora de comprender comportamientos absurdos.
Lo cierto es que cualquier pelotero, técnico, propietario, umpire, o periodista en llegar al Salón de la Fama, lo hace por tener una dilatada trayectoria y no será empañada por que uno, dos o tres no estén de acuerdo, o quieran ganar publicidad a costa de llevar la contraria.
El panameño Mariano Rivera con justicia ha sido el mejor cerrador del juego, sobretodo en post temporada. Edgar Martínez fue uno de los mejores bateadores de todos los tiempos y ese egoísta criterio de algunos restándole méritos por ser designado no tiene ningún peso demeritorio, además su ingreso le debe abrir el camino a varios bateadores usados en ese rol.
Mientras Halladay y Mussina fueron dos lanzadores que dominaron su época. En otra oportunidad comentaremos el tan cacareado caso del uso de esteroides, lo cual ha marginado hasta el momento a Barry Bonds y Roger Clemens dos de las figuras más importantes de su tiempo.
Será hasta la próxima Dios Mediante.
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